MACIZO CENTRAL DE PICOS DE EUROPA
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Veintiún horas en el Macizo Central de Picos de Europa bien aprovechadas para una excursión relámpago con el objetivo de coronar algunas de las cimas más emblemáticas del corazón de Picos en el breve hueco que nos han dejado nuestras ajetreadas agendas en los últimos meses. Y es que cuando el tiempo es escaso hay que intentar aprovecharlo al máximo. Nos planteamos el ataque desde Fuente Dé, llegando a la base del teleférico a casi las siete de la tarde habiendo comido solo un pincho en un bar en el camino. Mochila a la espalda y a pillar deprisa el telecabina para empezar a andar cuanto antes. Una horita y llegamos al refugio bajo las paredes de Horcados Rojos, donde dejamos las mochilas, bebimos y continuamos hacia la cima del Tesorero. A eso de las 8 y media en la cima y de nuevo para abajo en busca de las mochilas donde estaba la comida que reclamaban nuestros estómagos. Suculenta cena y rápido al saco bajo un maravilloso cielo lleno de estrellas.
Son las once y media. Digo yo que aprovechamos para hacer el Picon, no?. Dicho y hecho, vamos para abajo. Ya hemos descendido cien metros y resulta que nos hemos olvidado de la Torre de las Llastrias. De nuevo para arriba. Cumbre. Para abajo otra vez. El Picón tiene una bonita arista, pero está bastante más lejos de lo que parece… y encima hay que escalar (con esto no contábamos). Cuerda, arnés, gatos. Cima y a correr. A las tres en punto, de nuevo bajo las paredes de Horcados Rojos y a las cuatro de la tarde (hora en que nuestra carroza se convertía de nuevo en calabaza), bajamos felices de nuevo en el teleférico rumbo a Fuente De. Doce horas de actividad. Siete cimas conquistadas. Mil setencientos ochenta metros de desnivel. Una inmensa cara de felicidad. Ha merecido la pena.